Acrópolis: “La perfección hecha ruinas”
En la actualidad, no es ningún
secreto que el incremento de población ha sido tan notable en comparación con
otras épocas, causando que en las ciudades exista un gran número de
sobrepoblación y que donde antes no había casi población o antes eran tierras
baldías, ahora sean zonas residenciales, que los suministros de agua y comida
no se den abasto, pero, sobre todo, hemos visto un gran aumento en las zonas
más visitadas por la población: centros y plazas comerciales.
Antes de poder desarrollar
nuestro tema, debemos entender las diferencias entre plaza comercial y centro
comercial.
Una plaza comercial es una construcción que consta de uno o varios edificios, por lo general de gran tamaño, que
albergan servicios, locales y oficinas comerciales
aglutinados en un espacio determinado concentrando mayor cantidad de clientes potenciales
dentro del recinto. De igual manera está pensado como un espacio colectivo con
distintas tiendas; además, incluye lugares de ocio,
esparcimiento y diversión, como cines o ferias de comidas dentro
del recinto. Aunque esté en manos privadas, por lo general los locales
comerciales se alquilan y se venden de forma independiente, por lo que existen
varios dueños de dichos locales, que deben pagar servicios de mantenimiento al
constructor o a la entidad administradora del centro comercial.
Al contrario, un centro comercial es una tienda de
servicios donde puedes encontrar diversos artículos de uso común como artículos
de limpieza y algunos artículos para la casa como alimentos o souvenirs,
también encontraras electrodomésticos, accesorios automotrices entre otros. La
diferencia de este es que no incluyen lugares de ocio como en una plaza
comercial. De acuerdo con la directora
general de investigación de mercados en CBRE México, Yadira Torres-Romero, afirma
que en el país se contabilizan 738 centros comerciales que en promedio miden 28
mil metros cuadrados cada uno, cifra superior a los 10 mil metros cuadrados que
es la medida estandarizada para poder hacer comparaciones regionales. Actualmente,
podemos observar que cada vez hay menos parques y lugares al aire libre, ya que
están siendo suplantados por plazas y centros comerciales, que al final, estas
construcciones terminan abandonadas por la mala estrategia comercial, como fue
el caso de Acrópolis.
Una
de las historias más tristes pero fascinantes del Estado de México es el centro
comercial Acrópolis que se ubica en Lomas Verdes, municipio de Naucalpan,
frente al colegio alemán Lomas Verdes. El lugar majestuoso que te hace sentir
que está vivo, aunque su exterior vive con tristeza con sus locatarios, gente
caminando y enamorados que su primera cita era en Acrópolis.
Este lugar
se construyó en el año 1990 con la intención de abastecer a los vecinos de la
zona de Naucalpan y estuvo abierto sólo cuatro años. En ese tiempo, cientos de
mexiquenses compraron ahí, en alguno de los 500 locales que tenía: zapatos,
ropa, videocaseteras, casetes, y demás objetos no necesarios para alimentar el
deseo capitalista de finales del siglo XX.
Pero además de sus comercios, Acrópolis se distinguía de las otras plazas comerciales debido a que su singular arquitectura destacaba en el paisaje y forzaba a los transeúntes a voltear la vista y contemplar el inmueble durante largos minutos, entre otras cosas porque este bazar fue construido como una réplica pobre del Partenón que vive en Atenas.
En la entrada, este centro comercial recibía a
sus visitantes con un profuso número de escalones blancos que custodiaban cuatro
columnas de pasta y una puerta que parecía sacada de otra época, que en la
parte superior tenía alguna leyenda escrita en griego. Una vez adentro de
Acrópolis las personas comúnmente se dirigían al salón principal en el que los
esperaba un enorme tragaluz en forma de estrella que en el día proyectaba
figuras en el suelo.
Sus años de gloria fueron pocos, ya que a la
mitad de la década de los noventa cerró sus puertas. Aunque este centro
comercial ha estado abandonado durante mucho tiempo, se ha utilizado para
diferentes propósitos comerciales, algunos de ellos son fotografías de
modelaje, comerciales para diferentes marcas de ropa, uno de ellos “El palacio
de hierro” y el más conocido es un video musical del grupo “café Tacuba”,
llamado “Quiero ver”. Por eso es que se sigue disfrutando la construcción ya
que no sabemos si algún día desaparecerá o algún empresario lo vuelve a la
vida.
Actualmente el lugar es una mezcla perfecta de
cuento de terror y ruinas que todo mexicano ama. Las columnas se han deshecho
poco a poco, algunas ya están quebradas a la mitad. De los juegos que había
para los niños en la entrada, sólo quedan estructuras de madera dignas de un
relato de miedo. Las paredes están rayadas y en el piso hay objetos noventeros
desperdigados. Acrópolis también fue la sede para un concurso de gotcha que se
hizo en Naucalpan y se convirtió en el escenario perfecto para entusiastas de
la fotografía en busca de inspiración.
Los
inquilinos recurrentes de Acrópolis no saben el pasado del sitio, pero aseguran
que ir ahí es como visitar el futuro de la tierra sin humanos.
Información: cezar blogspot
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