domingo, 19 de agosto de 2018

Acrópolis: “La perfección hecha ruinas”



Acrópolis: “La perfección hecha ruinas”




En la actualidad, no es ningún secreto que el incremento de población ha sido tan notable en comparación con otras épocas, causando que en las ciudades exista un gran número de sobrepoblación y que donde antes no había casi población o antes eran tierras baldías, ahora sean zonas residenciales, que los suministros de agua y comida no se den abasto, pero, sobre todo, hemos visto un gran aumento en las zonas más visitadas por la población: centros y plazas comerciales.
Antes de poder desarrollar nuestro tema, debemos entender las diferencias entre plaza comercial y centro comercial.
Una plaza comercial es una construcción que consta de uno o varios edificios, por lo general de gran tamaño, que albergan servicios, locales y oficinas comerciales aglutinados en un espacio determinado concentrando mayor cantidad de clientes potenciales dentro del recinto. De igual manera está pensado como un espacio colectivo con distintas tiendas; además, incluye lugares de ocio, esparcimiento y diversión, como cines o ferias de comidas dentro del recinto. Aunque esté en manos privadas, por lo general los locales comerciales se alquilan y se venden de forma independiente, por lo que existen varios dueños de dichos locales, que deben pagar servicios de mantenimiento al constructor o a la entidad administradora del centro comercial.

Al contrario, un centro comercial es una tienda de servicios donde puedes encontrar diversos artículos de uso común como artículos de limpieza y algunos artículos para la casa como alimentos o souvenirs, también encontraras electrodomésticos, accesorios automotrices entre otros. La diferencia de este es que no incluyen lugares de ocio como en una plaza comercial. De acuerdo con la directora general de investigación de mercados en CBRE México, Yadira Torres-Romero, afirma que en el país se contabilizan 738 centros comerciales que en promedio miden 28 mil metros cuadrados cada uno, cifra superior a los 10 mil metros cuadrados que es la medida estandarizada para poder hacer comparaciones regionales. Actualmente, podemos observar que cada vez hay menos parques y lugares al aire libre, ya que están siendo suplantados por plazas y centros comerciales, que al final, estas construcciones terminan abandonadas por la mala estrategia comercial, como fue el caso de Acrópolis.
Una de las historias más tristes pero fascinantes del Estado de México es el centro comercial Acrópolis que se ubica en Lomas Verdes, municipio de Naucalpan, frente al colegio alemán Lomas Verdes. El lugar majestuoso que te hace sentir que está vivo, aunque su exterior vive con tristeza con sus locatarios, gente caminando y enamorados que su primera cita era en Acrópolis.
Este lugar se construyó en el año 1990 con la intención de abastecer a los vecinos de la zona de Naucalpan y estuvo abierto sólo cuatro años. En ese tiempo, cientos de mexiquenses compraron ahí, en alguno de los 500 locales que tenía: zapatos, ropa, videocaseteras, casetes, y demás objetos no necesarios para alimentar el deseo capitalista de finales del siglo XX.



Pero además de sus comercios, Acrópolis se distinguía de las otras plazas comerciales debido a que su singular arquitectura destacaba en el paisaje y forzaba a los transeúntes a voltear la vista y contemplar el inmueble durante largos minutos, entre otras cosas porque este bazar fue construido como una réplica pobre del Partenón que vive en Atenas.
En  la entrada, este centro comercial recibía a sus visitantes con un profuso número de escalones blancos que custodiaban cuatro columnas de pasta y una puerta que parecía sacada de otra época, que en la parte superior tenía alguna leyenda escrita en griego. Una vez adentro de Acrópolis las personas comúnmente se dirigían al salón principal en el que los esperaba un enorme tragaluz en forma de estrella que en el día proyectaba figuras en el suelo.
Su construcción fue realizada en un pequeño cerro para que la gente pudiera ver su majestuosidad y lograron ese cometido por muchos años hasta que llegó el centro comercial “La Cúspide”. Aunque nadie sabe el por qué la plaza cerro de un día para otro, hay una serie de rumores sobre la clausura, algunas de ellas dicen que dicho lugar no se acoplo a los diseños de los nuevos centros comerciales, aunque la creación de la cúspide fue una de las razones. También dicen que el cierre fue debido a que los dueños quedaron en quiebra tras la crisis que vivió México en 1994. Otros, los fanáticos de las teorías de la conspiración dicen que la propiedad era usada para lavar dinero, y por eso nadie nunca reclamo nada.
Sus años de gloria fueron pocos, ya que a la mitad de la década de los noventa cerró sus puertas. Aunque este centro comercial ha estado abandonado durante mucho tiempo, se ha utilizado para diferentes propósitos comerciales, algunos de ellos son fotografías de modelaje, comerciales para diferentes marcas de ropa, uno de ellos “El palacio de hierro” y el más conocido es un video musical del grupo “café Tacuba”, llamado “Quiero ver”. Por eso es que se sigue disfrutando la construcción ya que no sabemos si algún día desaparecerá o algún empresario lo vuelve a la vida.
Actualmente el lugar es una mezcla perfecta de cuento de terror y ruinas que todo mexicano ama. Las columnas se han deshecho poco a poco, algunas ya están quebradas a la mitad. De los juegos que había para los niños en la entrada, sólo quedan estructuras de madera dignas de un relato de miedo. Las paredes están rayadas y en el piso hay objetos noventeros desperdigados. Acrópolis también fue la sede para un concurso de gotcha que se hizo en Naucalpan y se convirtió en el escenario perfecto para entusiastas de la fotografía en busca de inspiración.
Los inquilinos recurrentes de Acrópolis no saben el pasado del sitio, pero aseguran que ir ahí es como visitar el futuro de la tierra sin humanos. 





Información: cezar blogspot